El Epitafio de Seikilos

Todo tiene su historia, su principio y su final. El conocimiento de la historia de las cosas se alimenta de la curiosidad del individuo. Si el individuo no es curioso su afición por lo que sea queda incompleta, sin compromiso.

La historia de la música puede ser tan grande, compleja y complicada como uno quiera. Por eso es bueno seccionarla en temas que despierten esa curiosidad. La curiosidad hace preguntas y la primera de muchas puede ser: ¿cómo, cuándo y dónde comenzó la música?

Otra vez, muchas respuestas, interminable número de respuestas para 3 simples preguntas. Muchas posibilidades para dar una respuesta interesante, que motive para seguir buscando, indagando, resolviendo misterios de algo tan grande como lo es la música y todo lo que pasa alrededor de ella por todos los tiempos y por todos los lugares.

Una respuesta la podemos encontrar en una estela de mármol que actualmente se exhibe en el Museo Nacional de Dinamarca. Esta estela tiene inscrita, de manera completa, el texto y su correspondiente notación musical de la pieza más antigua conocida hasta la fecha. A esta inscripción se le conoce como Epitafio de Seikilos (Sícilo sería su traducción más aceptada al español, sin embargo conservaré el nombre griego original). Entonces, podemos decir que la pieza musical escrita más antigua que se conoce, es el Epitafio de Seikilos.

CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=69093

Por lo menos es la pieza musical completa que se conoce ya que se tiene conocimiento de otras piezas más antiguas. Sin embargo, se tienen solo fragmentos de las mismas, como las Canciones Hurritas que se estima datan del 1400 a. C.; o los Himnos Délficos a Apolo que datan entre los años 138 a 128 a. C. El Epitafio de Seikilos se estima que fue inscrito en el siglo I de nuestra era.

Fue descubierto en 1883 por el arqueólogo escocés Sir William Mitchell Ramsey en una tumba que se localizaba en el antiguo pueblo de Trales, hoy Aydin, capital de la provincia del mismo nombre en Turquía y cerca de la también antigua ciudad de Éfeso.

La estela tiene inscritos tres textos.

El primero es una especie de declaración de que la estela no es otra cosa más que un objeto que sirve de remembranza y que permanecerá por mucho tiempo. El texto en griego es: “eikṑn ḗ líthos eimí. títhēsí me Seikílos éntha mnḗmēs athanátou sêma polukhrónion.”. Su traducción al español podría ser: “Soy una lápida, una imagen. Seikilos me colocó aquí como un símbolo duradero de memoria inmortal”.

El segundo texto es el canto como tal. El registro escrito de una pieza musical íntegra más antiguo de la que se tenga conocimiento. El texto está escrito en el alfabeto griego antiguo. Sobre cada sílaba se encuentran las notaciones musicales, claro está, en el sistema de notación desarrollado por los griegos. El texto del canto en griego (notación occidental) es el siguiente:

By Nationalmuseets fotograf – Nationalmuseet, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=23255222

hóson zêis, phaínou
mēdèn hólōs sù lupoû
pròs olígon ésti tò zên
tò télos ho khrónos apaiteî.

Su traducción al español sería:

Mientras vivas, brilla
No tengas pena alguna
La vida existe solo un rato
Y el tiempo pide su pago.

El tercer y último texto es una dedicatoria y es la evidencia de que hay un autor de todo lo anterior: Seikilos. La inscripción en griego dice Seikílos Eutér(pēi) que puede traducirse como “Seikilos a Euterpe”, que se puede entender que Seikilos era el esposo de Euterpe, por cierto, la musa griega de la música también se llama Euterpe. ¡Este detalle resulta una afortunada coincidencia!

Reitero el propósito de este blog: invitar a despertar la curiosidad por las miles de historias que tiene el arte musical. Así como la curiosidad es tan personal como cada individuo lo es, así también lo es la percepción, el gusto y el juicio de cada quien, claro está. Por ello me permito compartir mi experiencia al escuchar esta pieza tan pequeña y tan sencilla y sin embargo tan rica en historia e importancia. No pretendo ahondar en lo técnico porque estoy convencido que el interés por la música nos debe llevar al estudio tan profundo como quisiéramos, pero en principio es justamente el poder de decisión natural y humano de saber y sentir si una obra de arte, por muy sencilla o muy compleja que sea, nos gusta o no.

La primera impresión que tuve al escuchar la pieza es que no suena antigua sino más bien atemporal. No suena como una pieza moderna pero si a una muy libre, perdida en el tiempo y al mismo tiempo ubicada en su época. ¡Una pieza con casi 2000 años de antigüedad! La notación de la inscripción no especifica el carácter con el que se tiene que ejecutar la pieza, por lo que no sabemos si la intención del compositor era que su obra sonara alegre, triste o melancólica. Las interpretaciones que tenemos son más bien de carácter sobrio y ceremonioso, lo cual nos transporta nuevamente a este perdernos en el tiempo, tanto como dos siglos nos lo puedan permitir.

Como dato técnico, la pieza suena así porque está compuesta en el modo griego antiguo frigio, el cual es uno de los siete modos tonales conocidos en la antigua Grecia y que hoy todavía son usados en algunos géneros musicales como el jazz y el rock progresivo o también en música folclórica de algunos países.

Así comenzamos esta historia. Así comenzamos este blog que quiere compartir el gusto por esas obras que debemos permitir nos cuenten historias diferentes. Historias que nos hagan diferentes personas. Personas curiosas.

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1 comentario en “El Epitafio de Seikilos”

  1. Sin duda, una canción corta pero a sus vez sustanciosa. La forma de explicar su procedencia me nutrió, me voy con ganas de explorar más mundos musicales y abandonarme en ellos para permitir que me transformen. Gracias!

Los comentarios están cerrados.

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