La obra de la semana: Concierto para piano no. 26 “Coronación” de Mozart

24 de febrero de 1788. Wolfgang Amadeus Mozart tenía 32 años cumplidos y le quedaban un poco más de 3 por vivir. Esto años fueron muy complicados para el famosísimo compositor: la situación económica de Viena no era la mejor debido a la guerra austro-turca que provocaba que los aristócratas no pudieras apoyar y patrocinar a los músicos como era ya toda una tradición. Para la familia Mozart, la situación era peor: el jefe de la familia adquiría deuda tras deuda, se había mudado con su esposa e hijos a un suburbio de Viena donde el tamaño de la casa que rentaban no iba acorde a las finanzas del genio.

Mozart también presentaba signos de depresión, como lo menciona Maynard Solomon, uno de biógrafos más importantes de la actualidad.

El 24 de febrero de 1788 se registra como la fecha en que termina su concierto para piano en re mayor, el número 26 de su catálogo de conciertos para piano y orquesta, el penúltimo. Como sucede con muchas obras maestras con título o sobrenombre, este concierto es conocido como el “Coronación” no por idea del compositor. Simplemente a alguien más se le ocurrió porque el concierto se interpretó en los días de la coronación de Leopoldo II como Santo Emperador Romano, en 1790. Para tal caso, tendríamos dos conciertos “Coronación”, ya que Mozart también interpretó su concierto en fa mayor, el número 19.

El concierto es uno de los más célebres y gustados de Mozart. Quizás por su característico estilo: tenemos lo mejor de Mozart a pesar de los tiempos sombríos por los que vivía. Precede a las oscuras últimas 3 sinfonías y ni qué decir que a la enigmática última ópera que hizo en colaboración con Da Ponte, Cosi fan Tutte. El concierto, comparado con estas obras sucesoras, es un respiro y nos hace encontrarnos con el amigo que hace mucho no vemos pero que no ha cambiado. Así es la música de Mozart, al menos para quien escribe estas líneas.

Un detalle curioso que tiene que ver con la partitura del concierto, es que el compositor no dejó constancia escrita de la mano izquierda del solista en algunas secciones de la misma. Es claro que Mozart sabía perfectamente lo que tenía que tocar en esas secciones, que en lo general serían acompañamientos clásicos a base de acordes, pero llama la atención que el autor no se haya tomado el tiempo o la molestia de escribirlos.

Así también, no especificó los tiempos del segundo y tercer movimientos. Cosa totalmente inusual en las obras de Mozart.

Recomendamos dos versiones del concierto. La primera es considerada como una versión definitiva y es la que interpreta el pianista norteamericano Murray Perahia dirigiendo también a la English Chamber Orchestra.

La otra es una interesante versión interpretada por el musicólogo también norteamericano Robert Levin, quien toca un forte piano de 1784, es decir un instrumento tal como los que se usaban en tiempos de Mozart.

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