Para melómanos y músicos por igual, el contacto con Bach es inevitable. Su música es a la vez ciencia y poesía, ejemplo del aprovechamiento al máximo del material, y fuente de inspiración para generaciones de compositores. Schumann, por mencionar alguno, dedicaba varias horas al día al estudio serio de las obras de Bach, como complemento de sus estudios: “Bach es mi pan de cada dia. Me refresco en su presencia y constantemente obtengo nuevas ideas de él”
Curiosamente, la reputación de Bach no fue tan universal en su época, sino que se da a partir de un renovado interés en su música por parte de Mendelssohn y el propio Schumann, a principios del siglo XIX.
En esa época, Bach era conocido solamente por algunos músicos, principalmen como objeto de estudio. Para el público, era un libro cerrado. En 1829 Mendelssohn presenta la Pasión según San Mateo, lo que va a resucitar a la música de Bach, que inevitablemente va a tomar un merecido lugar en en el repertorio de concierto, a partir de ese momento.
Para acercarnos más a Bach como persona, podemos aprovechar el texto de la Pequeña crónica de Ana Magdalena Bach, quien fue su segunda esposa, donde ella misma relata en primera persona diferentes momentos de su vida cotidiana:
“En nuestra época, todos los miembros de la familia Bach eran músicos. Vivían de organistas, esparcidos por toda la Turingia. El tio de Sebastián, cuya hija mayor había sido su primera mujer, era organista en Gehren. Componía música y construía clavicordios y violines. […] Sebastián me contó con frecuencia que, desde que memoria humana podía recordarlo, todos los Bach se reunían, por lo menos una vez al año, para hacer música juntos. Generalmente empezaban por ejecutar un coral, y después se divertían improvisando chanzonetas a base de armonizar varias melodías conocidas, cantándolas después a varias voces.” En este fragmento Ana Magdalena se refiere a Maria Barbara Bach, prima en segundo grado de J. S. Bach, y su primera esposa.
Aunque se conocen varios conciertos para clave de Bach, únicamente nos han llegado 3 conciertos para violín: el de la menor, que es la recomendación de esta semana, BWV 1041, el de Mi mayor BWV 1042 y el doble concierto para dos violines y cuerdas en Re menor, BWV 1043. Lo curioso es que prácticamente todos los conciertos para clave fueron transcritos por el mismo Bach a partir de conciertos originalmente escritos para violín, que aparentemente se perdieron en el tiempo. No obstante, estos tres conciertos que nos quedaron, se encuentran entre la música instrumental más significativa de Bach.
Fueron compuestos entre 1717 y 1720 en Cöthen, donde Bach sirvió como director de la capilla del príncipe y de su orquesta de cámara, de 1717 a 1723. La forma que tienen se basa en modelos italianos, principalmente de Vivaldi. Tienen tres movimientos: rápido-lento-rápido. En estos conciertos Bach integra el principio barroco de utilizar un instrumento solo concertante, que contrasta con las secciones del tutti de la orquesta
Como recomendación te dejo la interpretación de Hillary Hahn, y para los músicos y quienes saben leer partitura, el video de scroll del muy recomendable canal de gerubach