La obra de la semana:
Concierto para violín no. 1 de Max Bruch
¿Quién fue Max Bruch? Cuando hablamos de compositores nos acordamos de los famosos. Siempre están en el “top of mind” los nombres de Bach, Mozart, Beethoven, Tchaikovsky y de ahí podríamos empezar a adivinar alguno que otro nombre que hayamos leído, escuchado por ahí.
Con los compositores también sucede algo parecido a lo que les pasa a los artistas con un “one hit wonder”. Max Bruch es uno de esos compositores. En realidad fueron dos grandes éxitos de Bruch: su concierto para violín número 1 y su Fantasía Escocesa, también para violín y orquesta, por cierto.
Pero volvamos a la pregunta inicial. ¿Quién fue Max Bruch? Max Bruch nació en Alemania en 1838 y murió en 1920. Fue compositor, maestro y director de orquesta. En su catálogo se cuentan más de 200 obras, pero como ya dijimos, realmente han perdurado en el repetorio que se interpreta regularmente en las salas de conciertos por lo menos un par de ellas. Contemporaneo de Brahms y de Wagner; los dos compositores que lideraban las dos corrientes musicales de la época. Brahms defensor de la tradición, las viejas formas con un lenguaje en donde la música es el conductor principal. Por otro lado, Wagner, estandarte de la música moderna, en donde las historias son conductores y cada elemento tiene su propia música, su propio tema. Bruch se movía más por el lado de los primeros y así lo refleja nuestra obra de la semana: su primer concierto para violín y orquesta en sol menor.
El concierto está estructurado siguiendo las formas tradicionales: tres movimientos alternados en sus dinámicas (alllegro, adagio, allegro), aunque también contiene elementos de corte romántico y de fantasía que Mendelssohn y Schumann habían impuesto en sus obras concertantes. Varias ideas musicales dentro de un mismo movimiento que le daban más forma de fantasía que de sonata, movimientos entrelazados y sin interrupciones entre uno y otro, introducción orquestal corta y predominancia lírica del solista en toda la obra.
Así logra una obra muy bien hecha, con temas cantables muy atractivos para el oído y con mucho lucimiento técnico para el solista. Claves para hacer de este concierto uno de los más populares del repertorio, lo que ayudó al compositor a no quedar en el olvido total en las programaciones de las salas de concierto.
Te invito a disfrutrar de este concierto en la lucida y clara interpretación de la viloinista española María Dueñas.
