La obra de la semana. Étude-Tableau en la menor, op. 39, no. 6. “Caperucita Roja”

El compositor ruso Sergei Rachmaninoff vivió entre los años de 1873 y 1943. Virtuoso del piano, de los últimos románticos. Se inspiraba en obras pictóricas, en los cuentos infantiles y en antiguas melodías que le hacían componer obras muy melódicas con armonías muy estéticas. Como intérprete era un espectáculo, tenía unas manos gigantescas que podían alcanzar una doceava en el piano. Su pianismo es único ya que supo explorar muchas de las posibilidades técnicas del instrumento y hoy en día sus obras se consideran muy complejas tanto por sus dificultades técnicas como por su estética romántica tardía.

[[File:Sergei Rachmaninoff, California.jpg|thumb|Rachmaninoff in front of a giant Redwood tree in California, 1919]]

Con la revolución rusa, los Rachmaninoff abondonaron Rusia en 1918. Después de un largo peregrinar por Finlandia, Alemania y Suecia, donde el compositor mantenía a la familia dando recitales y conciertos, se establecieron en Estados Unidos.

Es alrededor de estos años cuando compone su opus 39, un segundo ciclo de nueve Études-Tableaux, que se podrían traducir al español como “Estudios Pictóricos”, una forma musical que Rachamaninoff explora con la influencia de los estudios de Chopin y de los Estudios Sinfónicos de Schumann.

Para hablar de la forma, un estudio, como su nombre lo indica, es una pieza para piano o cualquier instrumento para el cual se quiera desarrollar mayor técnica interpretativa, que sirve al intérprete para estudiar y practicar algún detalle técnico. Tomando como ejemplo los estudios de Chopin, se tienen estudios para desarrollar técnica para tocar terceras, cuartas, acordes, octavas, arpegios, etc. Además de desarrollar la técnica, se tiene el valor agregado de ser una obra estética que es digna para la sala de conciertos y muchas grabaciones.

Así Rachmaninoff compone sus dos ciclos de Études-Tableaux: piezas muy difíciles técnicamente, pero con la particularidad de darles esa evocación estética de ser pinturas con diferentes temáticas, combinación de colores, uso de técnicas, variedad de inspiraciones.

La obra de la semana nos lleva a hablar del Étude-Tableau número 6 del opus 39. Una pieza inspirada, como se lo dijo el propio compositor a su colega italiano Ottorino Respighi, en el cuento folclórico de la Caperucita Roja.

¡Y si! Solo que Rachmaninoff no se preocupó en lo absoluto por presentar la partes bellas del cuento tan conocido por todos y sus finales alternos en donde la niña sobrevive a las astucias del feroz lobo. Rachmaninoff nos presenta a los protagonistas principales: el lobo y la caperucita, pero no la niña como tal porque nunca escuchamos indicio alguno de ternura e inocencia de la pequeña. Escuchamos a un lobo acechante y una persecución frenética donde la niña quiere huir. La parte medular es una marcha que parece darnos la imagen del lobo dirigiéndose triunfante a su presa. El final, acordes contundentes que no dejan duda que la niña ha sido dramáticamente engullida por el lobo malvado.

Pieza oscura sin duda. También espectacular: drama, técnica, colores, el intérprete contando una historia. ¡Todo en menos de 3 minutos!

Para disfrutar de la obra, recomendamos escucharla con Valentina Lisitsa.  

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