La obra de la semana. Primavera Porteña de Astor Piazzolla.

Este lunes 23 de septiembre da inicio el otoño en el hemisferio norte. Las estaciones del año han sido tema de representación para el arte: esculturas, arquitectura, pintura, danza, cine. Todas han representado la estética y las sensaciones que provocan las estaciones en los humanos. La música no ha sido la excepción y casi sin lugar a dudas, las Cuatro Estaciones de Vivaldi pueden ser la obra artística más característica que traten sobre estos cambios que son provocados por la vuelta de la Tierra alrededor del Sol.

La cultura de Europa Occidental ha opacado en mucho la también rica y espectacular cultura del hemisferio sur, que tiene sus estaciones con efectos climatológicos y ecológicos diferentes a los del norte. Así, este lunes 23 de septiembre, en el hemisferio sur estará comenzando su primavera.

Gracias al genio del compositor argentino Astor Piazzolla tenemos representación de las estaciones del hemisferio sur. Piazzolla, nacido en Mar del Plata en 1921, virtuoso del bandoneón y creador de un estilo musical único y a la vez controversial para los puristas del tango argentino, ya que el compositor integró elementos de la música académica al estilo característico de la Argenita, llamándolo Nuevo Tango.

[[File:Astor Piazzolla.jpg|thumb|Piazzolla with his bandoneon, 1971|alt=Piazzolla with his bandoneon, 1971]]

Entre sus obras podemos encontrar ejemplos de tangos en donde integra ejercicios de contrapunto muy bien logrados, exploración de capacidades de los instrumentos clásicos y formas.

Se cuenta que uno de los momentos clave para que Piazzolla definiera su estilo compositivo fue cuando Nadia Boulanger, la célebre maestra francesa, le dijo que su camino era el tango y que no tenía por qué preocuparse por hacer música académica. Su voz estaba en su bandoneón y en sus obras de tango.

Piazzolla compone sus Cuatro Estaciones Porteñas de forma separada. Al contrario de Vivaldi, no las concibe como una suite o piezas que se deban tocar juntas. Las compone por separado en diferentes años: 1965, 1969 y 1970. Su evocación es Buenos Aires, por eso el nombre de porteñas. A través de la música quiere ilustrar como se viven las estaciones en la capital argentina, aunque cuando se escuchan las obras, se agradece que se escuchen más como obras de música absoluta.

La obra de la semana se concentra en la Primavera Porteña, compuesta en 1970 para quinteto de instrumentos, uno de los ensambles favoritos del compositor en los que él mismo interpretaba sus obras. La obra fue escrita para bandonéon, violín, piano, guitarra eléctrica y contra bajo. Hoy en día, se interpretan arreglos para que la parte del bandonéon la interprete un violín.

Cada una de las estaciones porteñas tiene forma ternaria en un solo movimiento. Se tiene un tema principal, contrastando con una parte medular generalmente con dinámica lenta y melancólica y terminando con el tema principal variado y con una coda también contrastante. La Primavera Porteña, además, emplea un ejercicio de contrapunto muy vistoso y con resultados espectaculares.

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