de Silvestre Revueltas
Retomando este blog, vamos a comenzar una serie de recomendaciones de obras de diferentes compositores.
Me pareció pertinente comenzar con la pieza que inspira el nombre de la escuela: Sensemayá, que una de las obra mexicanas de concierto más analizada, grabada e interpretada además por directores de gran prestigio como Leopold Stokowski, Leonard Bernstein, Eduardo Mata, Esa-Pekka Salonen o Gustavo Dudamel, entre otros.
Sobre el compositor
Más que hablar de fechas, o de que si Revueltas nació en Durango, me gustaría reproducir dos testimonios que nos pueden acercar a la persona que fue Revueltas.
El primero, es del gran poeta chileno Pablo Neruda:
“Una tarde, al regresar de mis trabajos, encontré a un desconocido sentado en la sala de mi casa, en la ciudad de México. Yo no le veía claramente la cara porque se había puesto uno de mis sombreros de paja, pequeño y multicolor, comprado en la Feria. Debajo de sus alas una melena profusa y entrecana protegía su robusto cuello. Más abajo, venían unos hombros de coloso y un traje desaliñado. Junto a él había varias botellas de mi precioso vino chileno, estrictamente vacías
Se trataba del más grande, más original y poderoso compositor de México: Silvestre Revueltas.
Me senté frente a él y de pronto levantó su cabeza de minotauro. Apenas abrió los ojos, me dijo:
-Tráeme otra botella. Hace ya varias horas que te espero. Se me ocurrió pensar esta mañana que puedo morirme un día de éstos sin haberte conocido. Por eso estoy aquí. Es malo que los hermanos no se conozcan.
Era fantástico, pletórico y pueril. Era el gigante genial de la música de México.
Tres días y tres noches se pasó en mi casa. Yo salía a mis quehaceres y volvía a encontrarlo sentado esperándome en el mismo sillón.
Repasamos nuestras vidas y las vidas ajenas. Conversábamos hasta muy tarde en la noche y luego él se echaba sobre una cama con el traje y los zapatos puestos. Al verlo dormido, yo le dejaba otra botella de vino, abierta, cerca de su inmenza cabeza.
Así como llegó a mi casa, un día desapareció sin despedida y sin ceremonia”
El otro testimonio, viene de un texto de José Revueltas, célebre escritor y uno de los hermanos del compositor:
“Silvestre es como un golpe de viento, como una racha de vida asaltada a continuo por los tumultos del alma. Su biografía carece de grandes aventuras, de hazañas. Lo hazañoso de su existencia se dirime en el pensamiento, en el ámbito de su espíritu creador, que es el sitio donde Silvestre libra sus combates, unas veces vencedor y otras vencido, insatisfecho y triste siempre, irremediablemente solo y demasiado orgulloso, por lo demás, para pedir que nadie comparta con él su altivo aislamiento.
Por eso su figura física -de apariencia tan poco espiritual, cuando menos a primera vista- nos resulta un tanto contradictoria y como no del todo lo suficientemente “delicada”, para conciliarse con un temperamento artístico tan hiper-sensible como el suyo.
El cuerpo robusto, la melena aborrascada -no se diga cuando usó aquella barba feroz-, los ademanes impetuosos y violentos, hacían pensar, aparte otras imágenes, en la de algún jefe de bandidos (es curioso que en sus notas biográficas confiese que hubiera querido ser santo o bandido). Esta figura hacía que mi madre, al verlo llegar los domingos, cuando cruzaba el jardincillo de la casa para venir a su encuentro, lo anunciara siempre con la expresión más certera que haya jamás yo escuchado, para retratar a Silvestre de un solo trazo maestro:
“¡Pero si ahí está ya el ciclón de tu hermano!”
Un ciclón, nada menos que un ciclón era para mi madre su hijo Silvestre. ¿Y quién puede negar que Silvestre llevaba por dentro ese ciclón de su vida insobornable?”
Sobre la obra
En 1934, el poeta cubano Nicolás Guillén publicó una colección de poemas titulada West Indies, Ltd , caracterizada por un ritmo enérgico y vital que sin duda guarda una cercana relación con el de la música de su tierra natal. Uno de los poemas de la colección se llama Sensemayá, y sirvió como punto de partida para el poema sinfónico homónimo que revueltas compuso entre 1937 y 1938. El poema tiene como subtítulo “Canto para matar una culebra” y en él destaca el uso de la repetición insistente, casi hipnótica, de algunas palabras, lo que le da al poema una cualidad ritual.
El estribillo onomatopéyico del poema: Mayombe-bombe-mayombé fue utilizado por Revueltas para elaborar la célula rítmica de 7/8 que le confiere movimiento a toda la obra. La complejidad y riqueza rítmicas del poema sinfónico no se deben al uso de una gran sección de percusión, sino que Revueltas las construye utilizando la extrapolación musical y la superposición de los ritmos y las pausas fonéticos del poema de Guillén, quien al declamarlo, sembró en Revueltas la semilla de lo que hoy es una de las obras más importantes del repertorio orquestal mexicano.
Para acercarnos a la obra, qué mejor que escuchar al poeta que la inspiró.
Te recomiendo escucharlo varias veces, antes de escuchar la pieza musical, para que puedas reconocer en ella algunos de los elementos rítmicos:
En cuanto a la música, te recomiento escuchar también varias versiones. Sin embargo creo que no puedes perderte la de Eduardo Mata, gran director mexicano que nos dejó siendo aún muy jóven, a causa de un accidente aéreo.
Otra versión muy interesante, es la de Leonard Bernstein, con la Filarmónica de Nueva York, de 1963:
Espero que, si no la conocías, Sensemayá haya sido una experiencia interesante. Si ya la conocías deseo que estas versiones te proporcionen un reencuentro muy fructífero.
Te invito a visitar nuestros cursos online, y a que entres en contacto con nosotros. Déjanos tus comentarios y sugerencias. ¿De qué obra te gustaría que hablaramos en el blog?
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¡Hasta la próxima!