La obra de la semana: Wiegenlied (Canción de Cuna) de Brahms

Johannes Brahms vivió sus casi 64 años siendo soltero. Esta condición no le impidió tener jóvenes y no tan jóvenes con quienes pudiera llegar al altar. La cuestión con Brahms es que nunca pudo concretar ninguna relación que lo llevara al matrimonio. Es bien conocida la historia que estuvo perdidamente enamorado de Clara Schumann, pianista y compositora, esposa y luego viuda del también compositor Robert Schumann, 14 años mayor que Johannes. Sin embargo, ese enamoramiento se convirtió después en sólida amistad para el resto de la vida de Clara; amistad que iba desde el consejo musical y de relaciones interpersonales hasta el manejo de las finanzas del joven compositor de Hamburgo.

[[File:Johannes Brahms 1853.jpg|thumb|Brahms in 1853]]

Brahms vivió varias temporadas de su juventud dirigiendo un coro de señoritas en su ciudad natal. Las chicas querían a su director y compositor de muchas de las obras que interpretaban y el sentimiento era mutuo del atractivo músico rubio de ojos claros hacia ellas. En alguna temporada, surgió algún intento de romance con una chica de nombre Bertha Porubzky. En momentos de convivencia, Bertha le cantaba a Johannes cierta melodía popular de Viena que por supuesto el compositor nunca la hubiera podido olvidar. Como lo dijimos desde el principio, Brahms también dejó ir la oportunidad de un compromiso más serio con Bertha Porubsky.

Años después, ya cuando Brahms estaba estableciéndose en Viena y su fama de compositor importante empezaba a crecer, compone una serie de canciones en donde incluye una dulce y sencilla melodía que le dedica al nacimiento del segundo hijo de la señora Bertha Faber. Si, aquella chica de tiempo atrás, se había convertido en esposa de Artur Faber y también se habían establecido en Viena y eran muy amigos de Johannes. El texto de la pequeña canción lo tomó de la colección de cantos populares alemanes conocidos como “El Joven del Corno Mágico” (Des Knaben Wunderhorn) y en su pequeño ejercicio de contrapunto de la canción, Brahms incluyó pistas muy leves, atisbos de aquella melodía que le cantaba su enamorada en las excursiones por las afueras de Hamburgo.

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Brahms se pone pícaro al escribirle a su amigo Artur Faber, dedicando la canción a su pequeño nuevo hijo, pero también diciéndole que al mismo tiempo puede estar cantándole a su esposa una canción de amor. Doble juego. ¿Triple juego? ¿Acaso Brahms jugaba con las cenizas que habían quedado de aquel amor de juventud? Como sea, el compositor fue lo suficientemente astuto para quedar bien con toda la familia Faber. Así fue como nació la ahora célebre Canción de Cuna de Brahms, el número 4 de su opus 49, compuesta originalmente para piano y voz y hoy adaptada en infinidad de combinaciones instrumentales.

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